Gestión del diseño
Por Gustavo Albera
La formación del arquitecto se enfoca en la arquitectura, pero se subestima la gestión. Se destaca que la gestión es esencial para materializar proyectos arquitectónicos de calidad, complementando el diseño. Se resalta la importancia del concepto como base del diseño y la gestión, buscando añadir valor en diversos aspectos.

La formación académica del arquitecto se enfoca principalmente en profundizar el universo de la arquitectura; intentando comprender la composición, la forma, la belleza, el espacio, el orden, la función, la historia, su implicancia social, cultural, las normas, la relación con el ambiente, las técnicas constructivas y la tecnología. Conformando una integración apasionante que han motivado al hombre desde hace varios milenios a dejar un legado de generación en generación como fiel manifestación de la evolución de nuestra civilización.

Sin embargo, poco se habló a través de los tiempos sobre el hecho que estas obras de arquitectura y de ingeniería son también la expresión del talento humano capaz de organizar, coordinar, gestionar y administrar esfuerzos-recursos para que estas creaciones se transformen en obras construidas capaces de perdurar en el tiempo y servir al fin por el cual fueron creadas.

Dentro de este marco, considero que la gestión, en toda su amplitud y complejidad, no recibe la atención y relevancia necesaria que el ámbito académico y profesional de la arquitectura debiera otorgarle.

Sin embargo es la voluntad de la gestión lo que a través del tiempo, en cierta medida, han permitido que los proyectos se concreten. Cuando analizamos a las obras como la resultante también de la gestión, comprendemos la vital importancia que esta tiene en todo el desarrollo del proceso de un proyecto.

Ahora bien, para que un proyecto sea exitoso, se debe acompañar de un diseño arquitectónico de calidad; definiendo la calidad como la correcta (*) resolución de forma-espacio-función, la respuesta al paisaje cultural y natural, al medio ambiente, al medio social y al eficiente-efectivo uso de los recursos utilizados.

Pero para que se concreten todas estas interrelaciones deben ser acompañadascon decisiones de diseño y gestión.

(*) Entiéndase además por correcta: la capacidad de emocionar y elevar el espíritu humano como expresión máxima de nuestra capacidad humana de crear y  hacer arquitectura como Arte, con la perseverancia de buscar y encontrar belleza. Una belleza capaz de cautivarnos con la cabeza y el corazón.

Es por eso que si partimos bajo el supuesto de un proyecto con un  diseño de calidad, solo se podrá alcanzar cierto nivel de éxito en la medida que buenas prácticas de gestión lo acompañen.

El diseño, como componente central  dentro de la complejidad del proyecto, debe ser gestionado desde la etapa de inicio hasta su puesta en funcionamiento, cerrando todo el proceso cuando se alcanzan las expectativas de todas las partes.

La clave de la gestión del diseño

Toda buena idea, todo buen diseño, todo buen proyecto… según nuestra visión, tiene como denominador común, un concepto que lo sustenta; que mejor y más exitoso será cuando más claro, fundamentado, diferencial y contundente resulte.

Generalmente este proceso es producto de un esfuerzo sostenido, tenaz y comprometido que busca encontrar significados, integrar argumentos y dar respuestas con el objetivo de sumar valor al fin para el cual ha sido creado, en lo social, lo cultural, ambiental y económico, en su contexto y territorio.

El concepto fundamenta el proyecto, fundamenta la obra, le aporta valor y significado. El concepto, como componente central del diseño, es también el centro gravitacional de la gestión a través de todo el proceso.